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jueves, 30 de septiembre de 2010

2011: "Convivir con la inflación..."



Cristina Kirchner envió al Congreso un proyecto de presupuesto a través de su ministro económico Amado Boudou  que incluye en sus recursos a US$ 7509 millones que serán retirados de las reservas del Banco Central. Ese día, el directorio del banco, con el voto negativo de dos de sus miembros, destinó al Tesoro $ 20.205 millones de utilidades devengadas, registradas en sus libros y que no se produjeron en la realidad. Así la Presidenta elaboró su propio Plan Primavera para acelerar la carrera de los precios, y no para detenerla.
La inflación estará latente en las próximas elecciones presidenciales como una enfermedad crónica que padecemos en la región que compartimos entre Venezuela y la Argentina en los últimos años.
Las necesidades económicas representan el 50% de las reservas que necesita el financiamiento del Gobierno y éstos fondos se generan emitiendo dinero que llega a una suma que fluctúa entre el 25% y el 30% de la base monetaria. Para los expertos en economía consideran que ésa expansión asegura para 2011 una inflación mínima del 25%, al crecer el gasto público a una tasa del 35% y que las paritarias  pactan ése mismo nivel, y el oficialismo ha decidido confiar en el anclaje cambiario como única medida para contener la escalada de los precios.
Esta propensión a generar inflación se está incorporando en el corazón del debate público como un conflicto sucesorio, en el año próximo con las eleciones. En las provincias la queja es cada vez más frecuente: "Con el dólar casi planchado y una inflación del 30%, nuestros productos quedan fuera de competencia frente a los de Brasil, Chile o Perú".
Los dueños de supermercados minoristas están detectando una caída en el volumen de sus ventas junto a las estadísticas que indica la industria de la alimentación que confirman tener una retracción en la demanda de artículos de consumo de los segmentos, al ver cómo sus ingresos se licúan en relación con los precios.
Con la inflación se crea más pobreza y así  el gobierno nacional y popular produce pobres, y el enfoque social de la inflación servirá de marco a la discusión del presupuesto que se iniciará en el Parlamento. En esa puja habrá controversias acaloradas, como la referida a la apropiación de las reservas del Banco Central por parte del Tesoro así como el Fondo del Bicentenario, que su creación desató una crisis durante el verano pasado, y fuera ahora incorporado por Cristina Kirchner como un recurso corriente con US$ 7509 millones lo que expone al país a más embargos del juez Thomas Griesa, al convalidar la tesis de que las reservas operan como una caja ordinaria del fisco.
Se reunirán en la Cámara baja los parlamentarios económicos de la oposición y es muy probable que rechacen la depredación de los activos del Central con la que los Kirchner piensan financiar buena parte de su campaña electoral. Los diputados del oficialismo se ufanarán de que las reservas que se consumieron al comenzar el año ya están compensadas gracias al superávit que registró la balanza comercial. Desde la otra vereda de la oposición les harán notar que para comprar esos dólares hubo que emitir pesos a destajo, con el consecuente efecto inflacionario. En otras palabras: el récord de reservas del Banco Central lo pagan más caro los más pobres.
Este debate se continuará cuando Mercedes Marcó del Pont amplió el programa monetario que había heredado de Redrado, con el argumento de que su antecesor había menospreciado el crecimiento y el superávit comercial, Marcó del Pont dispuso un incremento en la emisión de moneda del orden de los $ 20.000 millones y Cristina Kirchner convalidará esta política de Marcó del Pont, cuyo mandato vence el 24 de septiembre, y será propuesta de nuevo para el cargo. La predilección de la Presidenta por ésta funcionaria es más que el lobbyng que ejercieron en su contra un par de banqueros importantes.
Tampoco Julio De Vido salió airoso en su fantasía de ver en el Central al presidente del Nación, Juan Carlos Fábrega, y a su segundo Roberto Feletti en el Nación. Se frustró también Amado Boudou, que vigila a la economista de la franca sonrisa a través de Benigno Vélez, gerente general del banco.
Con Marcó del Pont renovará su cargo Miguel Pesce, sobreviviente del radicalismo K, que conserva las heridas del duelo con Redrado: Elisa Carrió lo colocó en delicado equilibrio, y los radicales Gerardo Morales y Ricardo Gil Lavedra le iniciaron una causa penal. La discusión de los pliegos de Marcó y Pesce se cruzarán en el Congreso con la de la discusión de la política monetaria con el presupuesto. De ésta casa saldrá aprobado el 50% del dinero que el Gobierno necesita para financiarse el año que viene pero ésto tiene un costo, ya que, para esterilizar el dinero emitido, el Central suscribe letras a una tasa superior al 12%.
La Presidenta y su esposo cumplen sus obligaciones con los prestamistas como el más religioso de los actos deudores; sin embargo, en vez de hacer valer esa conducta para financiarse en el mercado, prefieren "vivir con lo nuestro" y generar la inflación.

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