Búsquedas en el Blog

sábado, 13 de octubre de 2012

Frustración para una futura juventud "ni-ni"


Son numerosos los puntos en común de ésta generación entre Europa y nuestro país, de una juventud que no trabaja ni estudia según las noticias recientes de España que reseñan un cuadro dramático  de un sector muy numeroso de jóvenes por causa del desempleo, que hace presumir un presente precario y un futuro más sombrío con riesgo a la marginación.
Si bien en la actualidad la desocupación española es de 1.135.000 personas lo que equivale al 24% de su población comprendida entre los 18 a 29 años de los jóvenes con falta laboral, se agrava más aún ante la falta de búsqueda para capacitarse a través del estudio, ésto indica que los adoelscentes sin oficio ni beneficio se la llame la "generación ni-ni" porque ni estudia ni trabaja.
Ante ésta inquietante realidad por la diversidad de cifras compartidas con otros países como Grecia, Portugal y Italia, el promedio de jóvenes desocupados es el 21.7% por causas determinadas de los errores políticos de los gobiernos de los mencionados países, que se debilitaron por no encarar soluciones a su debido tiempo y dejaron que los diversos factores las complejarán al no producir cambios profundos. En éste punto es importante señalar al economista Ralf Dahrendorf  que en 1986 manifestó que el progreso técnico continuo era necesario, una mayor preparación para los trabajadores de una calificación superior de conocimientos acorde a la evolución tecnológica.
Ello no ocurrió y la dinámica laboral fue cayendo y reducir las posibilidades del empleo, y además el progreso tecnológico de por sí tiende a reducir puestos de trabajo.
Lo que sigue es para aquellos que no se resiclen tendrán un camino en el que se multiplcará el trabajo informal con mayor precariedad del empleo, ello conducirá a una mayor desocupación.
Como consecuencia de ésta realidad tendrán más obstáculos los que busquen empleo y no estén capacitados con las innovaciones técnicas, más aún les será difícil ubicar trabajo calificado.
Es ahí que ésto origina separar dos grandes grupos, los que tienen empleo formal con ingreso estable con grupo familiar con vivienda, siendo adultos jóvenes, y aquellos con capacitación limitada menores de 30 años en los cuáles los cambios los dejaron excluídos para lo cuál el trabajo es un bien escaso, deben aceptar lo que se les presente, en general empleos de tareas transitorias, y ésto concurre a aumentar la desocupación, esperar ayuda de gobierno o caer en depresión por falta de oportunidad o bien en violentas reacciones xenófobas indeseadas.
Ésta descripción permite llegar a algunas conclusiones tales como algunos puntos similares que se viven en Europa y nuestro país, donde la primera consecuencia es la formación técnica de los jóvenes para no perder la oportunidad al trabajo, y la segunda es menester que la sociedad adulta tome conciencia de las necesidades juveniles de sus proyectos de vida para que no se frustren ni queden resagados y no caer en espera pasiva o de ayuda gubernamental que siempre son movidos por intereses proselitistas o espúreos.