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sábado, 24 de noviembre de 2007

El ser feliz argentino; sin metas ni logros...?

"Estamos los argentinos acostumbrados a desearnos mucho pero a querernos menos" por estar atrapados en un pensamiento mágico que todo lo puede con el menor esfuerzo y sólo nuestros deseos son suficientes en valor desmesurado...? Ésta consecuencia es por no poner esfuerzo y poca voluntad para el trabajo necesario para alcanzar las metas ideales.
Para ser feliz es necesaria la armonía entre lo que se siente, lo que se piensa y lo que se hace. Para plantearnos metas alcanzables, renunciar al regodeo y placer morboso en un país por escencia melancólico, de llanto y queja, ésto es demasiado ambicioso, más cuando prevalece una cultura facilista. Si a ésto sumamos que nos movemos en un mundo competitivo en donde el trabajo, la perseverancia son un valor escaso y poco valorado, hacen más difícil conseguir los objetivos propuestos, así expresó José Eduardi Abadi, médico psiquiatra y profesor del Instituto de Psicoanálisis, actor y dramaturgo destacado en medios culturales de radio y TV junto a Mauricio Abadi, su padre que escribió varios libros como "Invitación al psicoanálisis", "De la felicidad también se vive" "Los miedos de siempre, los terrores de hoy".
Abadi al definir la felicidad pretende asumir en pocas palabras las respuestas de sabiduría sobre la búsqueda eterna, que tuvieron los grandes pensadores. Los argentinos frecuentemente caemos en la fantasía de ser dotados naturalmente, y terminamos improvisando el facilismo que nos lleva al fracaso, la depresión y creemos que el mayor esfuerzo es para los mediocres.
Los que viven de la ilusión conducen a la tristeza por falta de metas y nos confunde la autocrítica, una enorme desvalorización de las cosas en provocar síntomas perniciosos en las clases sociales que conducen a la envidia, que conciste en no ambicionar lo que el otro tiene, sino en tener del otro lo que a mí me falta. Esta envidia no mejora condiciones personales sino destruye los méritos del otro.
Éstas causas se generan por la desvalorizaciòn y el autocastigo de experiencias fracasadas por no poner esfuerzo en un trabajo. Así la envidia conspira contra la felicidad, la solidaridad con el prójimo y es uno de los mayores obstáculos junto a la empatía, razón por la cuál si a un argentino le va bién, éste nunca lo dice, porque sabe que lo van a atacar, pero se lamenta si le vá mal, pero tampoco lo dice porque lo marginan. Entonces la hipocresía de aparentar estar bien lo sostiene para no derrumbarse y se apoya en la confianza buscando al otro.
Robert Hughes dijo
"que las sociedades que conspiran contra la felicidad son aquellas que cultivan la cultura de la queja".
Los que repelen la felicidad son los fundamentalismos religiosos y aquellos dogmas políticos totalitarios que dominan el pensamiento de la gente.
La felicidad no debe entenderse como meta final de un camino, sino como un ejercicio permanente practicado hacia los demás en el mundo.
El individualismo argentino no logra encauzar la subjetividad del destino colectivo por ser narcisita. La falta de solidaridad con el semejante es porqué lo mío importa más que lo del otro y provoca un conflicto social con la corrupción al ambicionar tener más con el menor esfuerzo al ser una reacción patológica hacia la violencia.
Superar éstas conductas sintomáticas que conspiran contra la felicidad solo sería posible con una mayor conciencia social que avale mayor cultura racional y a partir de allí se abre una nueva esperanza.
e1000

lunes, 19 de noviembre de 2007

ETERNIDAD: Exhiben por primera vez el rostro de TUTANKAMÓN después de 3000 años

En la tumba del Valle de los Reyes en Egipto donde yacía la momia del niño Rey Tutankamón, fué abierto su sarcófago para ser exhibido el rostro del faraón al público.
Un grupo de arqueólogos trabajaron bajo la tenue luz en su cámara mortuoria para retirar la tapa de oro que cubría su rostro que contenía la momia desde hace más de 3000 años para ser trasladado a una vitrina de acrílico climatizada y sellada herméticamente. Así puede verse el rostro enegrecido por el tiempo de Tutankamón cubrierto por un paño de lino blanco. La cara tiene elevadas mejillas con la piel resecada semi quebrdiza y su nariz bien conservada.
El jefe de arqueólogos egipcio Zahi Hawass que supervisó el operativo que fué transmitido por TV, opinó que el rostro del jóven niño Rey es diferente a cualquier otro faraón expuesto en el Museo del Cairo, porque Tutankamón tiene un esbozo de sonriza conservada y hará que viva siempre en la inmortalidad.
Ésta apertura de su sarcófago se produce 85 años después de que el arqueólogo británico Howard Carter descubriera su tumba en 1922. Carter y lord Canavon, el noble que financió sus trabajos de investigación en el Valle de las Reyes durante varios fracasos hasta que escavó debajo de la tumba del Radamés VI y encontrar un escalón de piedra caliza de un corredor, consiguió encontrar la tumba. Allí se encontraron 2200 objetos que constituían el ajuar funerario y su máscara de oro que se conservaba milagrosamente intacta durante 35 siglos que cubría su cabeza.
Para sacar los tesoros, Carter y su equipo de trabajo cortaron el cuerpo en pedazos y utilizaron cuchillos calientes para separar la máscara de oro que estaba fusionada a su cara durante el proceso de momificación. Luego se reconstruyó el cuerpo para devolverlo al sarcófago en 1926 y volvió a ser retirado en 3 oportunidades para estudiarlo con rayos X.
Primeras invstigaciones opinaron que murió golpeado en la cabeza por adversarios suyos al intentar resituir el politeísmo, otros argumentos indican que murió de tuberculosis que no tenía cura al ser muy débil y frágil su enfermizo organismo.
La posterior muerte de lord Carnavon por una picadura de mosquito durante las escavaciones, un año después del descubrimiento sustentó la hipótesis de una supuesta maldición del faraón.
Tutankamón gobernó Egipto entre 1333 y 1334 a.C ascendiendo al trono desde los 9 años teniendo un reinado de poca significación hasta los 17 años en que murió y su figura adquirió relevancia hasta alcanzar fama mundial.
Las diferentes imágenes que reconstruyeron su cara fueron moldeadas utilizando tecnología para la exploración de su cráneo. El CT fue utilizado por primera vez en una momia egipcia en enero de este año.
Durante la investigación, los grupos francés y egipcio conocían la identidad de quién estaban recreando, pero esta información fue ocultada al equipo estadounidense.
Los modelos del joven faraón, que murió hace 3.300 años, muestran rasgos similares en los tres casos: un hombre de suaves rasgos, con mejillas abultadas y una barbilla redondeada.
Las imágenes que resultaron de las investigaciones se asemejan a la máscara que cubría el rostro de Tutankamón cuando su cuerpo momificado fue encontrado por el arqueólogo Howard Carter, en 1922.
"La forma de la cara y el cráneo son impresionantemente parecidos a la famosa imagen de Tutankamón en edad infantil, donde era presentado como el dios sol al amanecer, elevándose sobre una flor de loto", explicó Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades en Egipto.
Usando fotografías de alta resolución de tomógrafos computados (CT), el equipo estadounidense identificó el cráneo como del tipo caucásico proveniente del norte de África.
"Los resultados ofrecen un idéntico o muy parecido rostro, desde la forma de la cara, el tamaño y los ojos hasta la proporción del cráneo", resaltó Hawass, quien admitió que hubo "diferencias básicas en la nariz y orejas".
Según los expertos, el monarca pudo haber fallecido como consecuencia de una complicación en una pierna fracturada y no por un golpe en la cabeza, como se sospechaba. Expertos egipcios y de otros países estudiaron cerca de 17.000 imágenes tomadas durante un estudio con escáner realizado el 5 de enero a la momia de Tutankamón, quien falleció a los 19 años.
Reuters, ADN/e1000