Ante la sosobra de la ciudadanía que nada puede hacer se encuentra el desdén de quiénes gobiernan sometidos a tibias discusiones en echarse las culpas mutuamente sin atacar el problema en sí, hundiéndose en el fango de la inoperancia.
Dirigentes del oficialismo y la oposición discuten su constante incapacidad sacándose fotos en los eventos que asisten justificándose y no les asiste dar respuestas valederas de aquellos que tienen la obligación de brindarlas.
El la actualidad la inseguridad es el emergente del fracaso de una política social que se viene arrastrando por décadas, y todas las medidas se deslizan por el canal del olvido de la justicia, (entrar detenido por una puerta para salir por la otra) es lo que se viene repitiendo como clamor de justicia permanentemente en contra del ciudadano honesto.
Sobra ya el vagabundeo de las ideas políticas de algunos funcionarios que sugieren antídotos mágicos como si se frotara alguna lámpara maravillosa para aquellos sectores marginados donde sobresale la exclusión.
La estadísticas e indicadores sociales horrorizan a la sociedad que son mejores en los últimos diez años pero peores que los de hace treinta años, entre esa brecha de los pocos que más tienen frente a los muchos que sobreviven como pueden por la despareja polarización de la concentración de la riqueza.
El gobierno piensa que la inseguridad se resuelve con más policías en la calle y ésto no es así porqué la institución no goza del respeto de la ciudadanía lo que el Estado contradice, lo hace por demás preocupante, así como en la zona de Soldati donde se prometen promesas incumplidas del Gobierno de la Ciudad para ceder una escuela pública de nivel medio que todavía a seis años de lanzada la iniciativa, todavía continúa en las tinieblas. La propuesta era interesante como aporte para la formación de líderes jóvenes de la propia comunidad donde se involucran sus familias para propiciarles experiencias culturales como una heramienta educativa que mejoren su convivencia.
Para Soldati se hace impresindible un contexto entre el Estado y la sociedad civil para una búsqueda del bien común, ya que la Asociación Cristiana de Jóvenes YMCA sostiene que la educación es la puerta de entrada a la libertad y de salida de la oportunidades perdidas.
La modificación del entramado social demandará un tiempo largo y el Estado debe encargarse de crear la conciencia en la sociedad civil con políticas de largo alcance en educación, empleo y salud y de lucha contra las adicciones. Éstas políticas se han venido sucediendo en todos los gobiernos de turno con caída anómica a soluciones y de las opciones de progreso.
Será necesario un cambio cultural en términos de administración y transparencia establecidas por el Estado de forma rigurosa por lo que se requerirán auditorías de gestión y un justo manejo presupuestario basado en informes periódicos presentados a consideración pública para refrendar su transparencia.
Negar el clientelismo argentino es una utopía ya que los barrios marginados están invadidos por punteros políticos con sus caciques que medran con la necesidad de las familias pobres que están al borde de la desesperación y están condicionados a elegir en su momento en cada votación, ya que éstos punteros son la mediación por sustitución de un Estado ausente. A ellos recurren los vecinos de los barrios pobres por las necesidades de trámites, problemas de salud y carencias personales y la presencia de éstos caciques van paliando situaciones a la gente para que no aumente la cuota de espanto.
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