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miércoles, 20 de noviembre de 2013

A la hora de los cambios,... yo también me quiero ir ...!!

Después de su convalesencia la presidenta Cristina Fernández reapareció en público por primera vez trás ausentarse más de un mes por una cirugía en el cráneo con un video ameno y cordial en el que admitió que pasó “un momento difícil” de salud.
En la misma jornada, la presidenta dispuso cambios en su gabinete de ministros en Economía, y también en la conducción del Banco Central, justo en momentos en que la inflación y la escasez de divisas están poniendo en jaque al modelo económico.
A su vez el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, presentó su renuncia a la presidenta Cristina Kirchner, una medida reclamada por la oposición y la mayoría de la sociedad y ante su renuncia le pidió a Cristina "sacame del país" y “mandame donde sea, pero no me dejes en el país”...
El nefasto Moreno venía acumulando fracasos en sus políticas de los últimos dos años que auspiciaron rumores sobre su salida. A lo largo de su gestión al frente de la secretaría de Comercio Interior, Guillermo Moreno fue reconfirmado una y otra vez en su cargo a pesar de la presión de la oposición objetada por su estilo patotero que pasó a ser visto como el ingeniero de la manipulación del Indec.
El fracaso más rotundo de Guillermo Moreno fue también su plan más audaz: el blanqueo de capitales, a través del Cedin y su mentado bono energético –Baade- el secretario de Comercio apuntaba la entrada de 4 mil millones de dólares para aliviar las declinantes cuentas del Banco Central y que en tres meses solo consiguió recaudar el 3% del objetivo, y le fallaron todas las medidas que quiso tomar para contener la inflación, como los planes de Carne, Pescado, Milanesas y Ropa para Todos, entre otros, que apuntaban a vender productos por debajo del precio de mercado. Moreno así comenzó a acumular fracasos en todas las iniciativas de gestión que impulsó, luego de la intervención del Indec, el secretario introdujo las trabas a las importaciones, que complicaron a los sectores de la industria.
A pesar de todo Cristina Kirchner tenía planeado mantener al secretario del Interior en el cargo para que el nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof, lo echara y emergiera así más fortalecido en su cargo, sin embargo, la pésima recepción que tuvieron los cambios del gabinete en los mercados, la Bolsa se desplomó más del 6 por ciento y el dólar bleu aumentó imprevistamente 5c., habrían acelerado la decisión de la Presidenta.
El nuevo cargo que recibió Moreno por sus cuestionados servicios fue el de agregado económico en la Embajada argentina de Italia, un cargo que reviste poca jerarquía y delata la mala relación con la que Moreno se despidió de la gestión kirchnerista. Para reemplazarlo al frente de la Secretaría de Comercio Interior se baraja el nombre de Augusto Costa, actual secretario de Relaciones Económicas Internacionales y ladero de La Cámpora, mano derecha y amigo personal de Axel Kicillof, quién lo quiere tener ocupando ese puesto.
La confirmación de Costa en ése cargo confirmaría la concentración de poder del nuevo ministro del Interior de cara a los restantes dos años de gestión kirchnerista. El reemplazo no significaría un giro rotundo en las medidas económicas implementadas por Moreno en comercio exterior, ya que por decisión de Cristina Kirchner, seguiría vigente el actual esquema de DJAI (Declaraciones Juradas Anticipada de Importaciones) como una herramienta para buscar equilibrio en la balanza comercial, que viene registrando superávits decrecientes.
En cambio, la salida de Moreno traería un cambio de descompresión oxigenando el estilo con que se lleva adelante la política que la gestión de Costa u otro funcionario terminaría con la costumbre de presiones, gritos y aprietes a empresarios para lograr sus objetivos.

La irrupción en el gobierno de Jorge Capitanich en la jefatura de Gabinete es una muy mala noticia para Daniel Scioli, que deja traslucir que la Casa Rosada nunca lo elegirá como su heredero. El chaqueño en las elecciones de octubre ganó por más del 60 por ciento, lanzó un punch para sacar a Scioli de la presidencia del PJ nacional y logró reunir en torno suyo a un puñado de gobernadores para intentar transformar el regreso al gobierno nacional en la plataforma de su proyecto presidencial.
En tanto quedó en el camino el entrerriano Sergio Urribarri, al enfrentar un inesperado impedimento en la Constitución de su provincia para pedir licencia como gobernador.
La asunción de Carlos Casamiquela en Agricultura, un dirigente rionegrino de ése peronismo de centro que prevalece en el interior, tiene buena relación con el díscolo jefe de bloque Miguel Angel Pichetto. De hecho, Zannini ya empezó a pensar y filtrar posibles fórmulas para el 2015, remixando la propuesta inicialmente pensada para Urribarri, en el despacho del secretario Legal y Técnico se hablaba ésta noche de la fórmula Jorge Capitanich-Fernando Espinoza para la Presidencia y Diego Bossio-Juan José Mussi para la provincia y lo notable es que Mussi y Espinoza vienen de maltratar a los líderes de La Cámpora, con lo que cada vez queda más claro, que fue un visto bueno de Zannini. Fábrega no arrastra los cliches “heterodoxos” de Marco del Pont,  suma experiencia y pragmatismo donde hubo relato y fracaso político, habrá que ver si logra contener la escalofriante expansión monetaria, moderar la inflación y buscarle una vuelta a la caída de reservas. El tema no es fácil si queda afuera el dólar, y en éste punto Fábrega se encontrará con ésos enedemoniados equilibrios de Cristina y que deberá ponerse de acuerdo con Axel Kicillof que suele enredarse al momento de traducir su mirada económica en medidas concretas para desarmar problemas de la coyuntura, como el cepo al dólar.
Hernán Lorenzino y Amado Boudou algo debilitado en popularidad conservarán a través de la flamante Unidad de Reestructuración de la deuda, el manejo de las negociaciones que vienen manteniendo con el fondo Gramercy para llegar a un acuerdo con los holdouts que evite a la Argentina un nuevo default y que deberán definir con el fallo de la Corte.
Hay aquí cierta racionalidad entre Kicillof que tiene una visión muy refractaria de los mercados financieros internacionales y que Lorenzino mostró algunos resultados en ése frente y Cristina le escapa como al demonio a la etiqueta fácil de haber instrumentado un giro “a la derecha”, y no está mal porque es la política que cultiva con convicción y un perfil determinado. Tiene ése derecho, pero debe cuidarse ya que lo que se verá en el año 2014 es si ésta nueva alquimia que intentó entre las “convicciones” y las urgencias sea viable, o provocará una nueva sumatoria que termine agravando los problemas.