Una de las paradojas para superar la mediana edad es cuándo se atraviesa el momento de mayor productividad personal y se comienza a tomar clara conciencia de las señales de envejecimiento prematuro .Deprimirse y negarse asumirlo es comenzar a derrumbarse de a poco por intentar aferrarse por desespero a que ello no ocurra y no enfrentar la crisis que sobreviene después en la mediana edad que aparece entre los 40 a 65 años.
Una razón para ello es concientizarse anticipadamente de las marcas biológicas y sociales para elaborar el alejamiento gradual de los hijos, es lo que propone la Psicóloga Graciela Zarebski directora de psicogerontología de la Universidad de Maimónides y aclara:
"Quiénes consiguen hacerlo viven mejor su ciclo de mediana edad hacia la vejez respetando los cambios sociales y reparten mejor el sentido a su vida como destino inevitable a la decadencia", expresa la Dra. Zarebski.
Una de las propuestas que auspicia la Universidad Maimónides es delinear un mapa emocional para aquellos que empiezan a sentir el peso del tiempo sobre su cuerpo y no les permite ver un mejor horizonte. Ellos son los que están atados a una forma cronológica de su vida y no aceptan los procesos psicológicos del cambio por su envejecimiento no asumido. Ponen en juego el trauma de su propia muerte conceptuado por Siegmud Freud como un duro asedio a la realidad ilusoria de su inmortalidad del "yo" que afirma el Lic. Guillermo L. Montero presidente del encuentro científico.
En cambio la mitología popular sostiene que "la vejez es un sentimiento que cuándo llega en su proceso evolutivo, está plagado por el desafío de los años".
Según el Lic. Montero una vez que se anuncia el carácter incierto de la vejez puede tener 3 respuestas válidas a saber:
1º- Deprimirse, replegarse y entregarse a sí mismo es una imágen persecutoria de miedo al derrumbe como aquella profecía que termina por aniquilarlo.
2º- Intentar aferrarse aquello que está perdido es una lucha desigual que no deja de ser patética para afrontar a las nuevas generaciones.
3º- Aceptar los límites de la levedad del ser y de allí partir hacia un crecimiento potencial es lo enorme que sirve para renovarse y aquello que ofrece la vida.
Para el escritor argentino Santiago Kovadloff, la vejez es el espejo impiadoso dónde se detestan las propias acechanzas y es imperdonable al sueño narcisista de la eternidad personal que se desvanece. Quiénes lo hacen no viven la mediana edad en su vejez como procesos críticos y para aquellos que aceptan los desafíos del cambio consiguen renovar el sentido de sus vidas.
El Dr.Calvin Colaruso de la Sociedad Psicoanalítica de San Diego en EE.UU aconseja una fórmula para construir un futuro mejor; cuidar el cuerpo y mantenerse activo, sostener vínculos sociales, cuidar la relación de pareja que es difícil en ésta etapa, explorar nuevos intereses comunes y actividades culturales abriéndose al mundo para aceptar nuevos desafíos.
Todo ésto es razonable cuándo debemos aceptar que la naturaleza de nuestras limitaciones y transitoriedad en la vida a pesar de nuestro desarrollo intelectual no se termina nunca, sólo se agota hasta ése límite aceptable de nuestra resistencia física.
e1000
No hay comentarios.:
Publicar un comentario