A pocas semanas de la muerte de K comenzó el auge de los movimientos juveniles kirchneristas y su cercanía al poder despertó a la ciudad con una difución de afiches que empapelaron sus calles a favor de K y creó cierta preocupación en algunos sectores políticos, que declararon su temor a un regreso a la violencia de los años 70, ya que defenderán "el modelo" impulsado por la Presidenta y sueñan también con manejar un ministerio propio en el Gobierno.
Dirigentes juveniles y referentes del mundo K lo descartan. "A diferencia nuestra, éstos jóvenes generan transformaciones desde las instituciones. Y están preparados para gobernar", elogió Juan Carlos Dante Gullo, ex líder de la JP, ligada a la organización Montoneros.
"Esta confluencia de grupos juveniles no se dió en los años 70, cuando la JP y la juventud sindical arreglaban las cosas a los tiros", afirmó Fernando "Chino" Navarro, diputado provincial del Frente para la Victoria y referente del Movimiento Evita. Enseguida aclaró que las peleas entre jóvenes de aquella década "deberían ser analizadas en su contexto" y que hoy "existe una juventud sindical que habla de redistribución del ingreso", en relación con los jóvenes moyanistas.
Las opiniones van en línea con el repudio que los jóvenes de La Cámpora hicieron del asesinato del militante Mariano Ferreyra en un comunicado y los jóvenes K abundan en referencia a los "ideales de los 30.000 desaparecidos", a quienes dicen representar por medio de su "compromiso y militancia" en favor del Gobierno.Con pintadas nocturnas en muros y paredes de la ciudad, y sobre todo en las paredes cercanas a la Casa Rosada invocan reuniones y convocatorias con afiliaciones masivas a través de la web evidencian después del fallecimiento de K como demostración de fuerza con honores póstumos consideran que su momento ya llegó a pesar de diferencias ideológicas tienen un amplio expectro de militantes sub-35 del kirchnerismo creen que su líder abrió la perspectiva de "una profundización del modelo" formado alrededor de la presidenta Cristina F. Vda de Kirchner y en contra de los mismos enemigos que elegía el dirigente fallecido: de aquellos medios de comunicación que se consideraron "monopólicos", el campo, y la oposición política.
Del "liderazgo moral" de Máximo Kirchner no se discute y logra un cierto ministerio para la juventud kirchnerista en la aspiración común de los dirigentes más encumbrados. Máximo tiene 33 años y no terminó ninguna carrera universitaria, le gusta Los Pojos y es fana de Racing; dirige dos empresas; administra una fortuna de más de 55 millones de pesos y cuenta con el inédito récord de ser hijo de dos presidentes y está en pareja con la hija de un ex gobernador, además vive en la misma casa en la que nació, en 1977.
Máximo Carlos Kirchner, de carácter retraído es cultor de perfil bajo, estuvo durante la última semana al desceso de su padre la mayor exposición mediática de su vida. Su futuro económico se adivina con mayor facilidad que su futuro político incierto y sin Kirchner, las definiciones políticas parecen haberse acelerado lejos de las expectativas que crecen en torno de él a pesar que Máximo no dió a sus allegados señales que indiquen que se fuera a poner al frente de algún proyecto político.
En reuniones con la cúpula de La Cámpora, en la que estuvieron, entre otros, el diputado Juan Cabandié, Máximo les dijo que su futuro seguirá en Santa Cruz. y en la Casa Rosada no le atribuyen un lugar de primera línea en la gestión y relativizan su protagonismo político, pero sí destacan el peso que tendrá en la contención de su madre.
Máximo Kirchner convivió siempre con el peso del apellido fue conocido como hijo del intendente y después como hijo del gobernador; era un pibe sencillo y nunca hizo pesar o valer su apellido, lo definió el profesor Hugo Espósito, que dirigió el equipo de handball, en el que el hijo de la Presidenta jugaba al arco. El quería ser periodista deportivo, pero su madre, Cristina Kirchner consideraba que eso no era una carrera. Por mandato familiar, intentó durante un par de años con la abogacía en universidades privadas de Buenos Aires, pero nunca logró pasar de primer año.
La actividad comercial de Máximo Kirchner se comenzó a partir de 2005, cuando integró la SA Negocios Inmobiliarios, con Osvaldo Sanfelice, empresario inmobiliario de la ciudad, y María José Fernández Clark, esposa del ex gobernador Carlos Sancho, que renunció en 2007 en medio de una fuerte crisis social, desde allí se administran las propiedades de los Kirchner. Según la última declaración jurada del ex presidente, la casona donde funciona la inmobiliaria de Sanfelicce y Sancho es propiedad de los Kirchner y en Hotesur SA, dueña del hotel Alto Calafate fue donde Máximo heredó sus asesores comerciales, a Sanfelicce se suman el contador Víctor Alejandro Manzanares y el empresario Lázaro Báez, quien tiene socios en común con las empresas de Kirchner.
En 2006, fue nombrarlo presidente de Los Sauces SA, para administrar el lujoso hotel boutique de El Calafate, y con la SA El Chapel corrieron menos suerte, fue fundada en 2008 y disuelta en 2010, después que la Oficina Anticorrupción sugiriera la disolución de la empresa, y Máximo lo hizo.
Ahora localmente, el kirchnerismo vive horas de orfandad y Peralta es quién defiende su reelección al afirmar que Máximo podría tener en el futuro un lugar importante en la política. El concejal Antonio Aguila, un peronista disidente que se alineó al intendente radical Héctor Roquel y tiene trato con Máximo Kirchner, vé con buenos ojos un posible desembarco en la política local.Hace falta una generación nueva que asuma compromisos", afirmó.
Por otra parte los jóvenes dirigentes opositores aconsejan mirar más allá, la crisis de 2001, el despertar de la militancia política juvenil. Y aunque reconocen haberse conmovido por la respuesta están convencidos de que el fenómeno excede largamente al kirchnerismo, y ninguno parece dispuesto a desaprovecharlo.
"La asistencia a los funerales nos sorprendió positivamente, porque el sector juvenil era el que mayores dificultades tenía para acercarse al kirchnerismo", dijo Nahuel Ibazeta (28 años), presidente del comité nacional de la Juventud Radical, que, junto a su brazo universitario, Franja Morada, es uno de los colectivos "sub 35" más extendidos en el país.
Convencido de que la UCR será la alternativa de poder en 2011, Ibazeta espera que la militancia kirchnerista esté "preparada para escuchar propuestas ajenas, que sea convocada a debatir, no sólo para aplaudir, y que se aparte del modelo de enfrentamiento" del Gobierno.
También Alejandro Lipcovich (25), presidente de la FUBA y dirigente del Partido Obrero, observa que hay un proceso de politización de la juventud, pero descree del kirchnerismo como "factor dinamizador" de los jóvenes. "Más allá del discurso que ahora pretenden instalar desde el Gobierno, el kirchnerismo fracasó cuando quiso ingresar en universidades y colegios secundarios. De hecho, el único acto juvenil que tuvieron fue a puertas cerradas, en el Luna Park, y repleto de funcionarios", sostuvo, y propuso como ejemplo de militancia a Mariano Ferreyra, el joven de 23 años del PJ, asesinado por una patota vinculada a la Unión Ferroviaria.
También para Juan Pablo Olson (33), de la Juventud de Proyecto Sur, la muerte de Ferreyra fue la que marcó realmente a los jóvenes. "Los funerales de Kirchner generaron una movilización emocional muy positiva, pero nosotros invitamos a esos jóvenes a conmoverse también con otras causas, como el cuidado del medio ambiente o la recuperación de los recursos estratégicos, causas en las que el kirchnerismo entra en contradicción", indicó.
El kirchnerismo atrajo a jóvenes cuándo puso en tensión algunas políticas macro, pero lo que se vio en los funerales fue un fenómeno especial, de clase media urbana. También Francisco Quintana (28), presidente de la Juventud Pro porteña, cree que el kirchnerismo levantó banderas caras para la generación actual. Pero contrapone la situación de "protagonismo real" que tienen los jóvenes en su partido: "Pro tiene los diputados y funcionarios más jóvenes y el menor promedio de edad de los bloques parlamentarios". "La movilización tiene que ver con el momento que atraviesa la democracia, pero la vía de entrada a la política siguen siendo las organizaciones intermedias, más que los partidos", postuló Alejandra Garavano (31), coordinadora nacional de la juventud del Partido Socialista, que también motiva a todo el país a través de su rama universitaria, el Movimiento Nacional Reformista. Garavano coincidió con Micaela Weinhald (22) a la hora de calificar positivamente la respuesta militante tras la muerte de Kirchner. Weinhald, que milita en Unidos (la juventud que sigue al diputado Francisco De Narváez), sin embargo, contrastó: "Nuestro espacio se define más por su horizontalidad; acá no hay «hijos de» ni jerarquías: simplemente, chicos que pueden dedicarle más o menos tiempo a la militancia", y por lo tanto la forma de organizarse para "construir poder" no es un dato menor para los jóvenes opositores.
La Juventud Radical, por ejemplo, destaca la elección por voto directo de los jóvenes, frente a la "elección a dedo y desde arriba" de la Juventud Peronista, actualmente conducida por el legislador porteño y miembro de La Cámpora, Juan Cabandié.
En reserva, la mayoría de los opositores critican también el "apalancamiento" que las organizaciones kirchneristas obtienen con fondos públicos. Pero ninguno desconoce que esa es una regla más del juego de la política, que podría revertirse en su favor, si sus líderes llegaran al poder.
Fuente; La Nación
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