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lunes, 5 de octubre de 2015

Ensayo político para un primer debate de pocas propuestas


Después del debate con atril vacío al que no asistió Scioli la conclusión de los analistas privados fue unánime, fue un ensayo más de peguntas y respuestas predeterminado con los candidatos, que más allá de algunos datos positivos de coyuntura, conocidos en las últimas semanas, la herencia que deja la administración Kirchner es una economía de bajo crecimiento, alta inflación, sin generación de empleo privado, caída en la industria y en la inversión, alto déficit fiscal, sin dólares y con una cantidad de pobres que el Gobierno no se atreve a contar.
El Gobierno está convencido en su opinión que deja señales tibiamente positivas y no reconoce las fallas estructurales en la economía, que tendrá el próximo Presidente quién deberá aplicar serias medidas de ajuste.
Es curioso que una administración política que se ha jactado de producir presuntas y grandes transformaciones estructurales termina su mandato sin sobresaltos mayores gracias a la emisión de deuda en el mercado local, los préstamos de China y una vieja fórmula para que no se dispare aún más la inflación: el atraso cambiario, que también fue utilizado por los ministros de Economía José Alfredo Martínez de Hoz y Domingo Cavallo.
El atraso cambiario y la inflación no baja del 25% anual y la emisión monetaria corre detrás del excesivo aumento del gasto público (en un 40% interanual) y el déficit fiscal amenaza terminar el año con un nivel de 6/7% del PBI, según distintos cálculos. En éste contexto, la economía terminará el año con una variación cercana a cero.
El economista del Cedes Roberto Frenkel, sostuvo que "no hay crisis porque están racionando los stocks hasta el 10 de diciembre, dejando al Banco Central sin reservas y por eso el modelo está moribundo y así como está no puede seguir. Frenkel dijo que "la macro está atada con piolines, pero como hay elecciones y expectativas de cambio, existen válvulas de escape y sería la espera de unificación cambiaria".
Juan José Llach, director del Centro de Estudios de Gobierno, Empresa, Sociedad y Economía del IAE-Universidad Austral, dijo que "hay modestas señales de recuperación económica; la mitad del incremento explica un insólito aumento del gasto público, mientras las exportaciones caen y la inversión se mantiene en un bajísimo nivel del 17% del PBI.
El ex viceministro de Economía aclaró que "son los últimos débiles impulsos de una economía insostenible, sin divisas y con el mayor déficit fiscal de los últimos 25 años, financiado con emisión monetaria. El Gobierno oficial actúa como si buscara dejar la peor herencia posible al próximo gobierno.
Para Daniel Artana, economista jefe de FIEL opina, "se están gastando las últimas reservas que quedan", mientras que Bernardo Kosacoff, profesor de la Universidad Di Tella y de la UBA, relativizó la situación de bienestar actual: "Tampoco los indicadores de corto plazo andan bien; el mercado interno se duplicó en ocho años, pero hace cuatro que se estancó". Según el especialista "se llega con el último suspiro al final del gobierno con caída de las exportaciones, el PBI, la inversión y la productividad".
Artana cree que la cuestión no se arregla con el dinero de los holdouts, porqué el país tiene un problema cambiario mayor a partir de una moneda que se viene despreciando desde 2011, y con perspectivas externas poco favorables por la soja y por la crisis en Brasil, y hay que ir a un esquema más razonable: la devaluación se hace  necesaria, expresó.
Curia también se pronunció por un esquema "de shock, con flotación cambiaria intervenida, sin gradualismo, con el respaldo del FMI y una política fiscal severa".
Según el analista del PJ, "se trata de adoptar un plan integral apenas empiece el verano, sabiendo que se viene un desafío enorme".
Por su parte, Frenkel advirtió que el tipo de cambio no lo puede fijar el mercado, porque toda la devaluación se traspasaría a la inflación regulando el tipo de cambio, aunque no será sencillo porque no hay reservas suficientes", reconoció.
En tanto, Kosacoff dijo que las buenas noticias son que el sector privado está "bastante desendeudado y que hay medio PBI esperando que las condiciones aclaren".
Si el nuevo gobierno lograra atraer al menos al 5% de ésos capitales, podría arrancar mejor, además, "lo que el próximo presidente debe lograr es recrear el clima de inversión y evitar a toda costa un típico proceso de ajuste como los que se aplicaron en el pasado, porque la presión tributaria es muy alta".

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