Todo empezó con serenidad con el kirchnerismo al dar quórum, en la votación por el reparto de poder en el Senado para quedarse con el control de las comisiones, pero la oposición ante la ausencia de Menem creía que no influiría en el resultado final, pero ésto no fue así ya que los 32 legisladores oficialistas al saber de la ausencia de Menem y corrían el riesgo de perder por 36 a 35, tomaron la decisisón de abandonar las bancas en respuesta a un shock político para que la oposición no se adueñara del control del Senado y así prolongar el tiempo hasta que la Presidenta inaugure el 1ºde marzo el nuevo período de sesiones ordinarias.
Así la coalición integrada por radicales, peronistas disidentes y otras fuerzas menores se quedaron sin los votos suficientes y vieron frustrados en el intento para imponer su criterio al ratificar no estar dispuestos a ceder postura en la Cámara alta al quedar en virtual estado de parálisis.
Menem consiguió poner en práctica el "arte de la ausencia" como estrategia basada en hacerse notorio y buscado en el momento de la decisión final, al leer la táctica que se explica prolijamente en el libro de Robert Grimm "Las leyes del Poder" que propone la ausencia para acrecentar la incertidumbre ante una decisión definitiva; en consecuencia hace positivar más la presencia del ausente; una picardía política sutil, y que "¡¡ Menem lo hizo...!!", al conseguir levantar la sesión por la falta de quórum. Con los ánimos exaltados por la oposición se dijeron expresiones inapropiadas que Cobos tuvo que retar llamando la atención a los legisladores.
Pero más allá de la maniobra menemista que consiguió obstaculizar la sesión y que Menem después intentó aclarar que no fue intencional, la semana próxima tendrá que jugarse mucho más que su alineamiento político en el Senado: se definirá si puede seguir en libertad por unas de las causas judiciales que se les siguen en las que está siendo investigado.
Carlos Menem: está procesado como partícipe en el encubrimiento del atentado contra la AMIA. Se lo acusa de interferir para que no se investigue a un ciudadano de origen sirio con vínculos con su familia.
Hugo Anzorreguy: acusa al ex jefe de la SIDE de ocultar información sobre Kanoore Edul y su entorno al ocultar el contenido de conversaciones telefónicas reveladoras de sus nexos con Menem.
Juan José Galeano: el ex juez federal está acusado de haber congelado la investigación contra Kanoore Edul luego de que Munir Menem, hermano del ex presidente, llamó al juzgado para parar la causa.
Jorge Palacios: el comisario, preso por la causa del espionaje telefónico, está acusado de ocultar información sobre Kanoore Edul, haber llamado a su casa antes de allanarla y de haber ocultado escuchas telefónicas.
La Cámara Federal resolverá entre el lunes 1º y martes 2 de marzo, si el ex presidente debe ser detenido acusado de encubrimiento durante la investigación del atentado contra la AMIA ocurrido en 1994. Si así lo cree el tribunal, se abre un complicado escenario político en el que el Senado debería tratar su desafuero y se alteraría la frágil mayoría que la oposición dice haber conseguido en la Cámara alta. Además da pie a un debate jurídico acerca de si un eventual desafuero le hace perder la banca o sólo su inmunidad.
Menem fue procesado por el juez federal Ariel Lijo al considerarlo instigador de los delitos de encubrimiento, falsedad ideológica -reiterada en ocho oportunidades-, violación de medios de prueba y abuso de autoridad.
Se le endilgó haber dirigido la investigación del ataque terrorista de 1994 contra la AMIA para evitar que alcance a Kanoore Edul, un comerciante de origen sirio, familiarmente ligado a los Menem. La suerte del ex presidente está ligada a la de su hermano Munir, acusado de los mismos cargos; a la del ex juez federal Juan José Galeano, a cargo de la investigación del ataque; a la del ex jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy; a la del ex comisario Jorge Palacios, preso por la causa del espionaje telefónico; al ex segundo de la SIDE Juan Carlos Anchezar y al ex comisario Carlos Castañeda.
El fiscal Alberto Nisman pidió que todos sean detenidos e indagados. El juez Lijo los indagó y los procesó, pero no los detuvo. El fiscal apeló y ahora será una sala especial de la Cámara Federal la que resolverá su futuro.
El tribunal está integrado por los jueces Gustavo Bruzzone, Carlos Alberto González y Jorge Rimondi, todos magistrados de la Cámara del Crimen, pero abocados a esta causa porque los jueces de la Cámara Federal se excusaron o fueron recusados porque ya intervinieron en el expediente del caso AMIA.
Bruzzone impulsa una doctrina cada vez con más adherentes, que garantiza la libertad del acusado hasta el juicio, de modo que el arresto no se convierta en un adelanto de condena. Fiel a sus principios, que lo llevaron a votar incluso por la libertad de Omar Chabán en Cromagnon, se pronunciaría por rechazar el pedido de detención. Carlos González, en cambio, haría lugar al pedido de arresto y el tercer camarista, Rimondi, si bien comparte el criterio de Bruzzone, podría entender que en éste caso hay circunstancias excepcionales, como el peligro que puede correr la prueba, para votar por el arresto.
Los tres, en cambio, estarían de acuerdo en confirmar los procesamientos, con lo que quedaría despejado el camino para que el caso llegue a juicio oral y público. Aunque aún falta el primer paso.
Hernán Cappiello
LA NACION
Hay una ley en la vida, cruel y exacta, que afirma que uno debe crecer, en caso contrario, pagar más por seguir siendo el mismo. Norman Mailer "Poderes son las que tienen el don de las palabras" "La verdad no ofende, estimula más para el despropósito"
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